EL “DOCTOR J” Y SUS SIXERS CONSIGUEN POR FIN SU ANSIADO ANILLO
1983
será considerado para siempre como un año mágico para los Sixers y la ciudad de
Philadelphia, y es que los Sixers tras tres finales perdidas de la NBA (77, 80
y 82) habían acumulado la suficiente experiencia y energía para afrontar el reto
de obtener por fin el anillo.
Malone y Erving, los dos "jefes" de los Sixers del 83
Su
rival en la final sería el mismo que en 1980 y 1982, Los Angeles Lakers de Jabbar
y Magic Johnson, al que se unía el rookie James Worthy (aunque se lesionó
durante la temporada y no disputó los playoffs).
Ambos
equipos ganaron sus respectivas conferencias y estuvieron exentos de la primera
ronda. Los Sixers en el Este se deshacieron en semis de los Knicks (4-0) y en
la final de conferencia de los Bucks (4-1). Por su parte, los Lakers vencieron
primero a los Blazers (4-1) y más tarde a los Spurs (4-2). La final por lo
tanto, repetía los protagonistas del año anterior.
Los
protagonistas eran muy parecidos a los del año anterior….¿todos? ¡¡¡Nooo¡¡¡ A la
gran pléyade de estrellas se sumaba uno de los pívots más dominantes de la época:
Moses Malone, quién fichaba por los Sixers, pudiendo así todos los aficionados al baloncesto disfrutar de un terrible duelo en las
alturas con otro futuro miembro del Salón de la Fama, Kareem Abdul-Jabbar.
Los
Sixers mantenían el bloque de los éxitos anteriores con Cheeks de base, Toney
de escolta y Erving de alero. El cambio radical venía en el juego interior con
el mencionado fichaje de Malone como center y la incorporación del rookie Marc
Iavaroni como “cuatro”. Esto provocó la salida desde el banquillo de Bobby
Jones (mejor sexto hombre de la liga esa temporada), otra gran adquisición fue
el pívot reserva Clemon Johnson. Los demás eran los bases Richardson y
Edwards, el alero Reggie Johnson y los pívots Cureton y McNamara.
El "Doctor J" (6) consiguió su ansiado anillo. Leyenda
Por su
parte, los Lakers mantenían el bloque del año anterior con el quinteto base:
Nixon, Magic Johnson, Wilkes, Rambis y Jabbar. La baja de Worthy en playoffs
fue un lastre en la rotación, y Riley volvió al formato de usar sólo siete jugadores (los titulares más Cooper y McDoo). Sin apenas relevancia estaban el
base Clay Johnson, los aleros McGee y Mix (antes en los Sixers) y los pívots
Dwight Jones y Landsberger.
La
final fue dominada por los Sixers desde el principio. En Philadelphia, los
pupilos de Billy Cunningham dejaron claro que ese año el anillo no se les iba a
escapar y se marcharon a Los Angeles con 2-0 en la serie. El tercer partido fue
el más desgarrador para los Lakers, puesto que a pesar del gran esfuerzo,
cayeron derrotados en el último cuarto con lo que la serie se ponía en un claro
3-0, perdiendo además por lesión a Nixon y McDoo.
En el
cuarto partido, el ambiente en el Forum de Inglewood era de derrota anunciada.
Aún así, los Lakers no querían ser barridos y arrancaron bien (7-6). Poco les
duró la alegría puesto que Erving y Malone comenzaban a hacer de las suyas
(11-18, 15-20). Los Lakers reaccionaron de la mano de Magic y Cooper para irse
en ventaja al final del primer cuarto (26-24)
El
segundo periodo fue el de los Lakers, dispuestos a alargar la serie (34-30) y
guiados por un genial Magic (42-35). Los Sixers estaban desarbolados pese a los
esfuerzos de Malone (46-39). Los últimos minutos del cuarto fueron lo mejor de
la serie para los de Riley y la diferencia voló hasta los catorce de ventaja al
descanso (65-51)
Visto
el arranque del tercer partido parecía que tendríamos quinto partido (67-51)
pero lentamente los Sixers reaccionaron de la mano de Toney (69-61). Las
diferencias se alargaban (76-63) y se apretaban sin parar (76-68). Era un duelo
de mucha clase entre Magic y Toney, con pinceladas de Jabbar y Malone (87-80).
La diferencia al final del tercer cuarto fue de once puntos (93-82) y los
Lakers tenían la victoria muy cerca…
Toney (22), Malone (2) y Erving (6), tres piezas clave del campeón
…pero
Malone no estaba dispuesto a jugar otro partido y los Sixers volvieron para
quedarse (95-92). El intercambio entre Jabbar y Malone nos dejaba a tres
minutos para el final con todo por decidir (104-101). Era el momento de los
grandes, y pocos hay más grandes que el “Doctor J” que igualaba el partido con
un mate (106-106) y un posterior 2+1 que daba la primera ventaja a Sixers en
mucho tiempo (107-109).
Ahí
murieron los Lakers, pérdidas de balón angelinas y canastas de Malone y Erving.
Cheeks ponía el último clavo en el ataúd de los Lakers para certificar la
victoria (108-115) con un parcial brutal en el último cuarto (15-33)
¡¡¡Sixers campeón de la NBA¡¡ Por fín Julius Erving, el mítico “Doctor J” obtenía
el anillo que tanto se le negaba. Todo con la inestimable aportación del MVP de
la final, Moses Malone, amo y señor de ambos tableros durante aquella serie.
LAKERS: 108
(26+39+28+15) – Magic 27, Cooper 13, Wilkes 21, Rambis 7, Jabbar 28 – C. Johnson 0, McGee 6, Mix 0,
D. Jones 2, Landsberger 4. Nixon, McDoo (lesionados)
SIXERS: 115
(24+27+31+33) – Cheeks 20, Toney 23, Erving 21, Iavaroni 4, Malone 24 –
Richardson 6, Edwards 0, B. Jones 13, C. Johnson 4, Cureton 0, R. Johnson 0,
McNamara 0
Los Sixers por tanto, se consagraban como campeones de la
NBA tras tres finales perdidas. Era la redención para Julius Erving, un jugador
de leyenda que se resistía a marcharse sin la gloria del anillo. Para ello, el
fichaje de Moses Malone fue la pieza que completaba este genial puzzle, un
intimidador bajo los aros y que podía “mirar a los ojos” a Jabbar. El plan
salió perfecto.
En el próximo capítulo de nuestro blog, avanzaremos un año
en la NBA hasta 1984 donde “unos tales” Magic Johnson y Larry Bird se verán las
caras en la gran final.
Séptimo partido en el Boston Garden con los dos conjuntos
más míticos de la historia de la competición….¡¡¡imposible pérderselo¡¡¡
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