A SUS PIES, PIERLUIGI


En la temporada 81-82 se veían las caras en la gran final de la Copa de Europa un viejo de conocido de las finales como el Maccabi de Tel Aviv (tercera final consecutiva) y una nueva fuerza del baloncesto europeo llamada Squibb Cantú.


 
                                                       Decisivo Marzorati en la consecución del título

Al equipo macabeo ya le conocemos formando con el clásico quinteto (Aroesti, Berkowitz, Silver, Perry y Wiliams) al que sumaban esta temporada al tirador Zimmerman, dirigidos de nuevo por Ralph Klein tras el paso de D´Amico por el banquillo.

Enfrente, un equipo italiano plagado de talento que giraba alrededor de dos estrellas: el base Pierluigi Marzorati, alma y líder del equipo, y Antonello Riva, talentoso alero y anotador impenitente. Para roderarles, el entrenador italiano Valerio Bianchini (recuerden este nombre, no será la primera vez que lo oígan) alineaba al alero norteamericano Charly Kupec y a los interiores Innocentin y al otro norteamericano, Bruce Flowers. Desde el banquillo más obreros para rodear a sus figuras (Bargna, Variviera, Cattini)

Con estos mimbres, nos quedaba una final preciosa que se disputaría en Colonia, y como no, las primeras anotaciones corrían a cargo de Marzorati (4-0) a lo que respondía un enrachado Berkowitz (6-11). Silver y Kupec tomaban el relevo anotador por ambos bandos (18-18).

El alero Kupec, pese a su perfil discreto, seguía anotando para marcar las primeras diferencias a favor de los italianos (28-24) al que siguió Flowers (34-32) y remató Marzorati (42-35) con 12 puntos por parte del base italiano. Sólo Perry (9 puntos) y Berkowitz (8) ponían replica macabea para irse cinco abajo al descanso (44-39).
                                          Bianchini alecciona a los suyos en un tiempo muerto


El arranque de la segunda mitad supuso la ya famosa reacción israelí liderada por un inspirado Berkowitz que ponía por delante a los suyos (46-47). Pero faltaba un hombre por aparecer: Antonello Riva, quién disparó a su equipo en el marcador (55-49, 57-51). El tanteo se meció así entre los seis y ocho puntos de ventaja para los italianos (61-55, 65-57).

Una nueva reacción macabea con Zimmerman como anotador puso las cosas al rojo vivo (69-67) pero de nuevo los de Cantú con primero Kupec (75-69) y luego Marzorati (79-71) marcaron diferencias que a la postre serían insalvables. Un último acercamiento israelí (81-78) fue sepultado por la quinta falta de Earl Williams. Ya sólo quedaba la traca final y la confirmación de la victoria italiana, ¡¡¡Cantú campeón¡¡¡ (86-80)

ANOTADORES:

Maccabi: 80 – Aroesti 4 Berkowitz 16 Silver 16 Perry 15 Williams 15 – Zimmerman 14 Larov 0

Cantú:     86 -  Marzorati 18 Riva 16 Kupec 23 Innocentin 6 Flowers 21 – Bargna 0 Cattini 2


Analizando el partido, vemos que la aportación de la pareja interior del Maccabi fue más floja que en ocasiones anteriores. Maccabi fue más coral en sus actuaciones con el refuerzo de Zimmerman pero no fue brillante, sólo fogonazos de Berkowitz y Perry pero nunca llegó a dominar el encuentro.

Cosa que si hizo Cantú, clave sin duda la actuación tanto en anotación como en dirección de su base Marzorati. A destacar (por extraño en la época) el perfil discreto pero muy efectivo de sus dos americanos: Kupec y Flowers, combinados para 44 puntos pero sin excesivo protagonismo, una fórmula que resultó muy efectiva para el bando italiano.

Esta fue la final del 82, y ya calentamos motores para del 83, en la que repetirá como uno de los protagonista Cantú, en diferente escenario y contra distinto rival, y el desenlace de ese encuentro os va a dejar con la boca abierta…

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