EL GOL HECHO ARTE: RENSENBRINK
Ron RENSENBRINK nos dejaba hace apenas seis meses pero su aroma de gol y su esencia de gran jugador nos acompañará para siempre. Aquí le tributamos un pequeño pero merecido homenaje.
El genial delantero holandés nos ha dejado a la edad de 73 años pero su nombre, su calidad y su esencia perdurará para siempre.
Rensenbrink cosechó la mayoría de sus éxitos fuera de Holanda, no fue integrante de aquellas superpotencias como eran el Ajax y el Feyenoord en los 70.
Fue en Bélgica jugando para el Brujas primero y después en el Anderletch. Ganó dos ligas y cinco Copas, y a nivel internacional dos Recopas y dos Supercopas de Europa con el Anderletch.
Acabó su carrera jugando en Portland (Estados Unidos) y Toulouse (Francia).
Allá por donde pasó dejo huella, hasta Pelé le nombró entre los mejores futbolistas que había visto, fue Balón de Bronce en 1976 tras una descollante temporada en Bélgica y con la selección holandesa.
Precisamente con la selección nacional tuvo sus momentos más brillantes con dos acciones que quedarán la historia:
En el Mundial 78, un penalti convertido por Rensenbrink ante Escocia se convertía en el gol 1000 en la historia de los Mundiales.
Holanda avanzaría con paso firme hasta la final pese a la ausencia de su referente, Johan Cruyff.
En la final, Holanda se las vería con la anfitriona Argentina. Con 1-1 en el marcador, el reloj marcaba el minuto 90 y sucedía una jugada para la historia: Rensenbrink recogía un balón en la frontal y avanzó mano a mano con Fillol, el gol parecia hecho pero finalmente se estrelló en el palo (el famoso PALO DE RENSENBRINK)
Aquella final acabaría con victoria de Argentina y de alguna manera, Rensenbrink quedó marcado por aquella jugada.
Rensenbrink fue subcampeón en los mundiales del 74 y del 78, además de ser el máximo goleador histórico de la Recopa de Europa con 25 goles.
Con independencia de los récords y de los títulos, de los postes y sus 6 goles en Copa del Mundo, Rensenbrink nos deja la esencia de gran jugador y goleador, "La serpiente" picará eternamente, y en este medio le homenajearemos recordando su nombre.
Adiós Serpiente, nunca te olvidaremos
Rensenbrink con su inconfundible número 12
El genial delantero holandés nos ha dejado a la edad de 73 años pero su nombre, su calidad y su esencia perdurará para siempre.
Rensenbrink cosechó la mayoría de sus éxitos fuera de Holanda, no fue integrante de aquellas superpotencias como eran el Ajax y el Feyenoord en los 70.
Fue en Bélgica jugando para el Brujas primero y después en el Anderletch. Ganó dos ligas y cinco Copas, y a nivel internacional dos Recopas y dos Supercopas de Europa con el Anderletch.
Acabó su carrera jugando en Portland (Estados Unidos) y Toulouse (Francia).
Allá por donde pasó dejo huella, hasta Pelé le nombró entre los mejores futbolistas que había visto, fue Balón de Bronce en 1976 tras una descollante temporada en Bélgica y con la selección holandesa.
Precisamente con la selección nacional tuvo sus momentos más brillantes con dos acciones que quedarán la historia:
En el Mundial 78, un penalti convertido por Rensenbrink ante Escocia se convertía en el gol 1000 en la historia de los Mundiales.
Holanda avanzaría con paso firme hasta la final pese a la ausencia de su referente, Johan Cruyff.
En la final, Holanda se las vería con la anfitriona Argentina. Con 1-1 en el marcador, el reloj marcaba el minuto 90 y sucedía una jugada para la historia: Rensenbrink recogía un balón en la frontal y avanzó mano a mano con Fillol, el gol parecia hecho pero finalmente se estrelló en el palo (el famoso PALO DE RENSENBRINK)
Aquella final acabaría con victoria de Argentina y de alguna manera, Rensenbrink quedó marcado por aquella jugada.
Rensenbrink fue subcampeón en los mundiales del 74 y del 78, además de ser el máximo goleador histórico de la Recopa de Europa con 25 goles.
Con independencia de los récords y de los títulos, de los postes y sus 6 goles en Copa del Mundo, Rensenbrink nos deja la esencia de gran jugador y goleador, "La serpiente" picará eternamente, y en este medio le homenajearemos recordando su nombre.
Adiós Serpiente, nunca te olvidaremos
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